Se torna en maravilla, esta noche radiante,
porque ha venido al mundo un Niño Angelical.
Sus padres han llamado, “Jesús” al tierno infante.
Le acunan besos dulces, y un brazo maternal.
Las estrellas del Cielo, irradian su tesoro.
Los Reyes del Oriente, le vienen a adorar,
Le traen en bellos cofres: incienso, mirra y oro,
y tejidos de Persia, en sedas de Catay.
José, que es carpintero, le construyó su cuna,
y el Niño acurrucado duerme bajo la Luna;
María enternecida, le canta un arrorró.
Este es un día inmenso, un día de fortuna,
porque Dios ha nacido, para darnos a una:
su Aliento, su Consuelo, su Amor y Bendición.